top of page

Después del invierno… se vive

Por Karina Martínez Reséndiz

      @kari_maree

Pachuca, Hgo.

18/07/2019

Con letras negras y la ilustración fotográfica en blanco y negro de Maya Dagnino; en la que se ve a  una persona sosteniendo flores marchitas; en la portada a cargo de Editorial Anagrama, se presenta el libro Después del invierno de la escritora mexicana Guadalupe Nettel; y como todo un galardón, se escribe en la misma; en letras pequeñas pero visibles; su proeza; Premio Herralde de Novela; reconocimiento que le fue otorgado en el año 2014 a este, su último escrito hasta la fecha.

WhatsApp Image 2019-07-18 at 4.00.20 PM.

Imagen tomada de Anagrama

El libro se abre; un párrafo refuerza el día tres de noviembre como el día en el que se apropió de un Herralde; y pasando la página, la dedicatoria en itálica es dirigida a Ian; in memorian; y a su padre, quien dice ha luchado mucho. Posterior a esto, introduce dos frases, una del francés Charles Baudelaire escrita en su idioma original  y otra, rematando,  de Roberto Bolaño.

En dos partes desiguales se divide el tomo, 17 capítulos entran en la primera parte que van de Claudio hasta Insomnio y 14 para la segunda que va de Recuentro a Día de campo.

En 268 páginas está escrito el antes, durante y el después de un encuentro que se ve anunciado desde la contraportada del libro y que ahí mismo se predice un fatídico final. Y así como el antes, durante y el  después, el tiempo juega un papel importante en la memoria de ellos, pues el pasado es la pieza clave que nos lleva a entender; como lectores; las decisiones y comportamientos de la mayoría de los personajes, ya que no por nada se suele decir que “Infancia es destino”.

Comienza su narrativa; nos presenta a Claudio, un cubano que radica en Nueva York y trabaja en una editorial; y proyectada, tal vez en la ruta geográfica que tomó sus estudios; nos presenta a la protagonista: Cecilia, una oaxaqueña que radica en París  por cuestiones escolares, así como en su momento lo hizo ella. A la par, capítulo a capítulo narrada en primera persona la historia es contada por  la versión de cada uno de ellos.

Sus  estudios en Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, así como un doctorado en Literatura Latinoamericana en París respaldan su obra, y es que así como su vida se guía a través de las letras, la de los personajes principales también y nos da un buen recorrido por nombres como el de Colette, Balzac, Moliére, Alfred de Musset, Marcel Proust, Georges Perec y Oscar Wilde; escritores que nacieron o murieron en territorio francés; entre muchos otros más.

La lista, por supuesto, aumenta a lo largo de la historia, entre nombres que si no eres tan aficionado a la lectura, no ubicas, pero que por lo menos  te deja una intriga o tan siquiera un conocimiento de su existencia.

La hibridación cultural es latente y nos los acerca cuando nos introducimos más al mundo de Cecilia, cuyos amigos son Haydeé, una chica franco-cubana y Rajeev, un chico nacido en la India, pero también se ve en la historia de los protagonistas, que radican en lugares ajenos en los que crecieron.

Manejada no como novela rosa, vemos la crudeza de las emociones y sobre todo de las pasiones humanas, algo que muy pocas veces vemos realmente en una historia. La vida de Claudio carga los lastres de su infancia en la Habana, la pérdida de su primera novia y la actual complicada relación que tiene con Ruth; mientras que Cecilia carga con el abandono de su madre, la complejidad para relacionarse y su vínculo con Tom, quien está enfermo.  

Nettel, hace presencia de la melancolía, la neurosis, la tristeza y sobre todo la depresión. Con su pluma no va exceptuando a nadie, y los pone en el escenario justo; quizá sea el clima de París, la historia de sus barrios, las calles y por supuesto las personas que lo habitan lo que hace que el encuentro sea ahí, en un viaje que Claudio hace a esta ciudad y queda fascinado al conocer a Cecilia, a través de su amiga Haydeé

 

El trazo de Guadalupe nos guiará por el embrujo de esa ciudad, haciéndonos ver el encanto que no solo tienen los vivos por ella, sino también los muertos. Los cuatro panteones más emblemáticos: Montmartre, Peré-Lachaise, Passy y Montparnase, serán parte del recorrido turístico en el que nos adentrará, pues alberga dentro de sus tierras los  cuerpos de  personas célebres, que allí descansan y que día a día son visitadas por miles de turistas.

WhatsApp Image 2019-07-18 at 4.00.19 PM.

Imagen tomada de Anagrama

Dejando a un lado lo francés, leemos los nombres de Julio Cortázar, Porfirio Díaz y Cesar Vallejo; poeta y escritor cubano clave en el vínculo que forjan Claudio y Cecilia cuando deciden ir en búsqueda de su tumba.

La muerte es uno de los marcos que adornan al libro; y dentro de la historia; la ventana de Cecilia, pues vive frente a uno de estos panteones y como lo dice Haydeé, ¡Ay Dios mío! Con un paisaje así, tú te me vas a deprimir antes de que empiece el invierno. ¿Predicción o destino? Cecilia llegará al fondo de ese estado.

La depresión vista desde diversos ángulos nos dará el lado más real, humano y a veces imperceptible de esta enfermedad; tan latente en Ruth y tan desconocida en Cecilia, tan medicada en una y tan inexplorada en la otra, dos de los matices que Guadalupe visibilizará.

Si hablamos de hilos conductores, la historia tiene bastantes, pero particularmente la salud mental y nos muestra los demonios de los personajes en su infancia, el crecimiento en su adolescencia y tal vez; para algunos; la muerte de ellos es su adultez. 

 

La escritora normaliza el no estar y sentirse bien y no los juzga, sino hace que sus voz hablé acerca del porqué, y aún más nos muestra con claros ejemplos que en  todos existen de formas diversas, los tan llamados demonios.

Nettel, de igual manera, escruta minuciosamente en la relaciones, y nos presenta diversos vínculos que hacen ver la complejidad de las mismas; desde el lado más personal; cara cara entre cada uno, hasta los lazos de la familia, los amigos y la pareja.

Como en un efecto domino,  nos plantea la decadencia de todas las demás cuando la primera y principal no está colocada bien y derrumba por ende, como un efecto colateral las demás relaciones.

Guadalupe nos da una mirada; no al paisaje alegre y lleno de colores; sino a lo interno, a aquellos lugares de la mente que cubrimos de telarañas con el pasar del tiempo. Nos hace replantearlos, desempolvarlos y afrontarlos.

Nos pone a cara con la dualidad; dos versiones, dos estaciones, dos personas y nos hace colocarnos en tres repetidas partes; antes, durante y después del invierno, dejándonos en metáforas con el regreso de la primavera, de la luz y por supuesto, la vida.

Nettel guarda tres novelas, cuatro cuentos y dos ensayos. Del mismo año en que publicó esta obra igual salió Octavio Paz, las palabras en libertad.

Desde el 2007, siguiéndole  el año 2009, 2013, y por supuesto el 2014 se levantó con premios por sus publicaciones. Han pasado ya cinco años de ese hecho; es directora desde el 2017 de la Revista de la Universidad de México, y en ese mismo año dio declaraciones sobre un nuevo libro en el que tocaría “el limbo” de los migrantes.

Este escrito aún no ha sido publicado, pero tomemos en cuenta que le llevó diez años terminar su premio Herralde y fue un éxito total, por lo que sabemos que no importa cuánto tarde, Nettel se asegurará de publicarlo cuando sienta que debe estarlo, no antes, no después, sino justo a tiempo.

  • Instagram
bottom of page