La historia de Joker, protagonizada por Joaquín Phoenix, trata sobre Arthur Fleck, un enfermo mental que es atendido en instituciones del Estado, un adulto que vive con su madre soltera, un comediante fracasado que se gana la vida con trabajos mediocres y vive acostumbrado a la humillación.

Así, descubrimos poco a poco cómo se va formando el psicópata que todos conocemos.

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Todd Phillips se ha preocupado mucho por explicar el contexto que rodea a Arthur, su enfermedad mental que ocasiona una falta de comprensión en el trabajo, el acoso que vive día con día y la falta de recursos en las estructuras de gobierno, que en conjunto orillan a Arthur a desarrollar esa actitud y cambio tan drástico en su vida y su entorno, que por supuesto, no se encuentran justificadas.

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Joker es una pieza maestra sobre trastornos y salud mental, reflejados en la frase “la peor parte de tener una enfermedad mental es que la gente espera que te comportes como si no la tuvieras".

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Y no podemos estar más de acuerdo. Uno de los discursos que plantea la trama es la falta de recursos del Estado para atender las enfermedades mentales, y la escasa cultura que se tiene respecto a ellas, situando a quienes las padecen en un espectro, como si no existieran.