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La  diamantina  morada

Por Carlos Ibarra

Pachuca, Hgo.

18/08/2019

¿Qué daña más? ¿La normalización de las diferentes formas de violencia? O quizá ¿será más letal que las instituciones prioricen determinadas acciones sobre otras? O tal vez la poca sensibilidad de la sociedad ante problemáticas que a todos y todas nos pueden suceder o por supuesto, un poco de diamantina morada volando de aquí para allá. En pasados días nuestro país se ha llenado de enojo por justas razones que nos ponen a pensar ¿Este es el cambio prometido para el primero de diciembre? Si usted no ha tenido la oportunidad de saber que nos tiene a muchas personas tan molestas le hago un pequeño resumen de los acontecimientos, que desde mi perspectiva son necesarios abordar en todos los espacios, y que, nos dan un duro golpe de realidad.

 

El pasado viernes 2 de agosto una joven de 17 años regresaba a su casa, luego de haber estado en una fiesta. Sus amigos la dejaron a dos cuadras de su casa y ella solo caminaría algunos metros dentro de la Alcaldía de Azcapotzalco. Mientras se acercaba a su casa, una patrulla con cuatro policías de la CDMX se detuvo a su lado, le dijeron que abordará la unidad para que la llevaran a su casa, ella respondió con una negativa y los encargados de la seguridad de la ciudadanía la subieron por la fuerza a la unidad y la violaron. Pero la historia no termina ahí, al interponer una denuncia en el ministerio público, por alguna extraña razón, la información de dicha denuncia fue filtrada y viralizada, lo que llevó a que la joven perdiera la confianza en la investigación, por lo que ha decidido no continuar con el proceso. Aunque que la procuraduría de la CDMX dice que investigarán cómo se filtró la información y continuarán con las indagatorias del caso de la violación a la menor de edad, el daño a su cuerpo y a su vida ya está hecho y la denuncia quedó como un proceso que lejos de ayudar, vulnera la confidencialidad de la ciudadanía.

Aunado a esto, el pasado jueves 8 de agosto, otro agente perteneciente a la Policía Bancaria Industrial fue detenido en el Museo de Archivo de la Fotografía luego de ser acusado de abusar sexualmente de una joven de 16 años dentro del baño de mujeres del museo. Tan sólo 6 días después de lo sucedido en Azcapotzalco. Esto detonó que a través de redes sociales se hiciera un llamado a una marcha con el hashtag #NoMeCuidanMeViolan para exigir justicia para estas dos jóvenes y para muchas otras más que han vivido situaciones similares que sólo reflejan lo que implica ser mujer en un país como México.

Después de la marcha #NoMeCuidanMeViolan fue evidente que lo que más importante para el gobierno de Claudia Sheinbaum fue calificar como una provocación hacia su gobierno, a la que no iban a responder. Durante la rueda de prensa ese fue su argumento central, deslegitimando todo el movimiento que implicó la protesta y perdiendo de vista que lo que sucedió fue una clara exigencia no sólo de justicia para las jóvenes víctimas de violencia sexual, sino que también para exigir su derecho a una vida libre de violencia. De esta manera el Gobierno de la CDMX mostró una mayor preocupación por los edificios y la diamantina que fue a parar sobre el Secretario de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta al inmediatamente abrir carpetas de investigación por los daños ocasionados durante la protesta. Mientras que para los casos de las jóvenes que fueron agredidas dijo Sheinbaum que no fabricarían culpables y que se debe ir paso a pasó.

Imagen tomada de reportemendigo.net

El mensaje fue claro: Para la actual administración el realizar una protesta es una provocación y prefieren ver cómo la oleada de violencia aumenta, antes que aceptar que algo están haciendo mal y que la seguridad, sobre todo para las mujeres es un concepto que sólo está ahí, pero en lo real no existe.

En nuestro país cada vez es más común leer notas que nos dicen que las mujeres no están seguras en ningún espacio, y que su agresor puede ser aquellos encargados de garantizar la seguridad. Vivimos en un país donde 9 mujeres son asesinadas al día, vivimos en un país donde una mujer es victima de violación cada seis minutos y a eso se le suma que a las autoridades y a algunos sectores de la sociedad les molesta más un poco de diamantina morada. Es terrible darse cuenta de en dónde están puestos los intereses de los tomadores y tomadoras de decisiones, mismos que parecen estar sordos y ciegos a las exigencias de justicia y seguridad en nuestro país.

¿Qué están esperando para garantizar el acceso a la justicia y a los derechos humanos? Porque es evidente que las protestas, aun cuando son brillantes, de color morado y el grito de justicia es claro, a nuestras autoridades les importa más decir que sus adversarios les están provocando. La diamantina se quita, las paredes se pintan, pero la vida de muchas mujeres no regresa.

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