Una de las mejores lecciones que te dejará el vivir solo es que aprendes a controlar tus gastos, pues debes apartar de tu salario los servicios que consumes por mes, tener un estimado de lo que se debe gastar en comida sin olvidar algún gustito para ti, aprender a organizarte para cocinar, trabajar y hacerte un tiempo libre para salir con amigos.

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Te conoces cada vez más, porque descubres que es lo que te gusta y lo que no, te das cuenta que los platos no se lavan solos y el quehacer del hogar se tiene que hacer en algún momento porque de otra forma se acumula y tu hogar se vuelve un desastre de proporciones inmensas.

Al principio querrás volver a casa sin pensarlo ni un segundo pero, si lo analizas detenidamente, te darás cuenta de que lo mejor que puedes hacer es independizarte completamente. Maduras muchísimo y valoras cada cosa que tienes porque descubres el valor del sacrificio y disfrutas de los pequeños placeres que tiene vivir solo: puedes ir al baño sin necesidad de cerrar la puerta, puedes andar incluso desnudo por todo el departamento, podrás dejar las cosas en el lugar que tú quieras y lo mejor, nadie te dirá absolutamente nada.